Seguimos aquÃ.
Han pasado varios meses, desde que escribà en esta sección. Ahora que he vuelto, todxs hemos estado pasando por situaciones difÃciles. Una pandemia se ha apoderado de nuestro contacto humano, de nuestras salidas hacia la naturaleza y a veces, hasta de nuestros pensamientos positivos.
La última vez que escribà en esta sección, hablé sobre el cicloviaje que realizamos desde Managua hasta la Costa Caribe de Nicaragua. Los meses, los dÃas, las horas, siguieron desde ese entonces. Y muchas cosas han evolucionado, de acuerdo a lo que se necesitaba que evolucionara.
LXS AMIGXS QUE ELEGI
En octubre 2019, la amistad entre Las tres mosqueteras en bici, se fortaleció mucho. Nos veÃamos muy seguido, nos escuchábamos cada tanto, y disfrutábamos la vida. Compartimos los pañuelos morados y verdes, para tener presente la lucha feminista, la lucha por nuestros derechos y la lucha diaria de la libertad de decidir quién queremos ser. También, celebré mi cumpleaños 23. ¡23 añitos de locuras!. En noviembre, finalicé mis prácticas preprofesionales en el Bufete de la Universidad. Descubrà y aprendà muchas cosas, respecto a la “profesión”, pero también de la realidad.
Terminada esa etapa, decidà finalizar una relación que me hacÃa mal, y traté de cerrarla con un mini cicloviaje en solitario. Me fui desde Managua, hasta la Playa Las Peñitas en León para dormir acampando frente a la costa, al dÃa siguiente me dirigà a la Playa El Tránsito, descubriendo mucha fuerza mental en mÃ. Dormà en una hamaca, esperando el amanecer. Con este viaje, terminé con el proceso de amar y respetar mi cuerpo, y de sacar todo lo que me hacÃa mal.
DE VIAJE A EL SALVADOR
En diciembre decidà visitar El Salvador. Ver a la familia, amigxs y de dar algunas vueltas en el paÃs. Este viaje siempre me deja con muchas cosas. Pude reunirme con mis mejores amigas de la secundaria. Visitar a mi abuela, primxs, tÃos, y de llegar con mi bicicleta hasta el lugar donde nacÃ: Santa Ana. También, en compañÃa de mi amigo Daniel, nos fuimos en bicicleta desde San Salvador hasta Dulce Nombre de MarÃa, un pueblo en el departamento de Chalatenango. Ese dÃa rompà mi record, fueron 150 kilómetros recorridos en un solo dÃa, llegué muerta.
Uno de mis sueños para este viaje, era conocer La Casa de la Bicicleta, ubicada en Santo Tomás. Es una casa que recibÃa (cerró por temas de la pandemia, pero se mudaron a Santa Tecla), cicloviajerxs para brindarles un espacio en el que pudieran descansar. Quedamos con Paola, y algunxs del Colectivo Kaiser Crew, en el Centro Histórico de San Salvador. Conocerles fue tan especial. Ya en la casa de la Abuela (como le dicen a Vera Campos), decidimos cenar pupusas y compartir algunas regias (cerveza nacional). Lxs del colectivo se tuvieron que marchar hacia sus hogares, pero con las chicas de la casa, charlamos hasta la madrugada, sobre el movimiento feminista, sobre el empoderamiento de las mujeres, y de la libertad que nos dió la bicicleta.
Fueron pocos dÃas, pero dÃas que recuerdo con mucho cariño. Pude hacer turismo con mi familia, y en mi bicicleta. Estuve llena de amor perruno y de calor humano. El dÃa en que me fueron a dejar a la terminal fue toda una odisea, pero por eso es la rebeldÃa.
DE REGRESO A NICARAGUA
El regreso a Nicaragua, significaba una nueva Valeria, con más fuerza y dignidad (aunque como soy una humana aprendiendo, volvà a tropezar). TenÃa muchas ganas de hacer un cicloviaje, entonces convencà a mi amiga Belkis de que, lo podÃamos hacer juntas. Nos fuimos desde Managua hasta Playa Gigante en Rivas. Fue un cicloviaje muy rápido, pero del que disfruté la autonomÃa de ser sólo dos mujeres en bicicleta, y un viaje en compañÃa siempre se disfruta. A los dÃas, conocimos al último integrante de la Caravana de Bicis, con el que compartimos comida argentina, bailes, canciones, risas y hasta un cicloviaje a la Laguna de Apoyo.
Volvà a sentirme libre, y anduve de arriba abajo con mi bicicleta. Conectamos de nuevo con mis amigxs, bailamos, pedaleamos, bebimos, reÃmos, cantamos…esos dÃas ¡fueron de acachimba!. Celebré el dÃa de la amistad con mi mejor amiga, como nunca lo habÃamos hecho, celebramos los 97 años de mi bisabuela, y nos desvelamos muchas noches. DÃas en los que no nos dábamos cuenta que, un virus venÃa a cambiar nuestras vidas.
APRENDER DUELE.
Dicen que a veces es necesario volver a tropezarse, porque la lección no se aprendió. Entonces, como con los ojos cerrados y siendo más ingenua, volvà al ciclo. Hicimos todo el relajo de estar juntos, pero en mi corazón algo todavÃa no encajaba, existÃa el miedo a que él no estaba siendo real. Ese miedo se materializó, entonces vinieron dÃas de lluvia, pero terminé cerrando la puerta. Y hoy, estoy en otro momento, en otro ciclo, MI CICLO. (Esa historia, ya fue, y quedó también plasmada en este espacio virtual)

TOCA FLORECER
Volvà a encontrarme, volvà a amarme. A ser libre, a no sentir miedo ni ataduras. Volvà a saber lo que era el dolor, pero también la tranquilidad de estar bien con mi soledad. De ver la lista de cosas que hice mal y de plantearme el objetivo de corregirlas ahora y mañana. De respetarme en todas mis dimensiones. AprendÃ, a tomar decisiones revolucionarias, decisiones de libertad y de autonomÃa. Identifiqué esos micromachismos, esas relaciones de poder, esas sensaciones y realidades de violencia. Maduré, pues.
Y para estar en ese proceso, obviamente siempre estuvo la bicicleta. Asà que, hicimos una gira al Ventarrón, a Granada, a Masaya, un cicloviaje a la Playa el Huehuete, y a la Cascada San Juan de la Sierra. La bici me da tanta felicidad en cantidades que no tiene un número. Me conecta con todo mi cuerpo, y me libera la mente.
NUEVOS PROYECTOS
Mira que si lo dices, se hacen realidad. Dentro de un mes, iniciaré la aventura de realizar la monografÃa como culminación de mis estudios para ser una abogada o -si se prefiere- una licenciada. Quiero que sea un resultado genuino, no de una calificación, sino, de una realidad, enfocada en Centroamérica. Espero que el viaje sea lo más natural posible, sin pretensiones. También, fui reuniendo a mis amigas de la bicicleta, para crear el colectivo de Las Baikas, focalizado a incentivar el uso de la bicicleta en mujeres, para crear un espacio libre de violencia machista, libre de actitudes patriarcales. Queremos hacer rodadas por diversión, por entrenamiento, por sentirnos libres y fuertes.
Personalmente, estoy con la idea de fomentar (aún más) el uso de la bicicleta en estos tiempos de pandemia, entonces estoy grabando videos cortos, mostrando cómo es utilizar la bicicleta para transportarte, además de otras ideas de visualizar a lxs ciclistas por la ciudad. #BiciVirus es la idea.
No quiero dejar de decir que, estos pequeños momentos que relaté, son los de una vida que también está viviendo durante el COVID, con lo cual, la vida misma se está tornando bastante rara. La desigualdad mundialmente va a seguir creciendo, la pobreza, la corrupción, el acceso al agua potable sigue siendo un problema, a la educación, a un trabajo y salario digno, a salud gratis y de calidad; la violencia de género y de racismo siguen siendo semilla para la protesta popular. La corrupción y el nepotismo están desarrollándose en gobiernos que se autodenominan democráticos.
Estamos en un punto muy extraño. Tenemos nuestras propias luchas, nuestros sueños, pero también, el deber de cambiar el mundo hacia un espacio lleno de amor, de igualdad, de derechos reconocidos y cumplidos, de respeto por la fauna y flora. Nos queda mucho, mucho, mucho por hacer. No es válido sólo mirar hacia adentro, es necesario mirar hacia afuera, y por eso, seguimos aquÃ.
