Entre profesionales
Sube al metro con su guitarra en la funda, a la espalda una silla plegavle y algún cachivache más. Claramente un músico. AL cabo de algunas paradas entra otro, guitarra en mano: una guitarra vieja, un tanto destartalada. Se conocen, se saludan y el que estaba dentro le pregunta al otro qué hace con esa guitarra vieja.
- Ya me han vuelto a robar todo -contesta-. Y he tenido que sacar esta guitarra. Fíjate: no tiene ni clavijas para afinarla. Me he traído unas tenazas… Pero esto no es lo peor. Lo peor es: que he tenido que volver a cantar. Odio cantar. Pero, con esta guitarra… Y justo ahora que había encontrado lo que de verdad me gusta: con otro guitarrista, jazz. ël improvisaba y yo hacía las rítmicas; luego: al revés -él, las rítmicas y yo improvisaba. ¿Y tú, qué? ¿Has estado un par de horitas?
- No, más, más, tres o cuatro. Ha bajado mucho… Me mantengo gracias a los CDs. Si no fuera por eso…
- Pues yo, dos horitas. No me ha ido mal, para ser el primer día. 11-12… [supongo que euros, aunque no lo ha dicho...].
- ¿Y ya sabes dónde vas a ir mañana?
- Lo tengo clarísimo. Siempre en el Paral.lel [la estación de metro]. Tiene una acústica estupenda.
Lo dicho: profesionales.